Desde que Jones, el propietario, ya no está en la granja y ésta es gobernada por dos cerdos (Napoleón y Snowball) todo va perfectamente hasta que los dos cerdos se enfrentan y Napoleón echa al otro de la granja.
Poco a poco Napoleón abusa del resto de los animales, que siguen trabajando duramente, pero él les da menos comida y los hace trabajar más. Este cerdo cada día se va pareciendo más a los humanos ya que camina sobre sus patas traseras, bebe alcóhol, juega a las cartas e incluso llega a hacer amistad con los dueños de granjas vecinas.
En mi opinión, Rebelión en la granja nos intenta hacer ver que, al igual que en la realidad, no todos nos beneficiamos por igual de un mismo hecho, como es este caso en el que Napoleón (aún siendo un animal igual que el resto) es quien manda y sólo se dedica a pasear y pasárselo bien con los humanos. Otra cosa que nos enseña este libro es la hipocresía que tiene el personaje pues primero se rebela contra Jones y luego, cuando manda, hace exactamente lo mismo que había hecho el dueño con el resto de los animales.
Carla Fernándes Quiroga. Adultos
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